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Los milagros de la anticipación

Los milagros de la anticipación (como prevención de las rabietas) están poco documentados según mi breve y restringida investigación. Sí, no os voy a engañar, solo he dedicado un par de ratos a buscar artículos sobre los beneficios del uso de esta artimaña. Pero no deja de ser curioso que san Google me devuelva pocas respuestas. Sí que hay bastante información relativa a niños con TEA (trastornos del espectro autista) pero no para niños sin esta afectación. Los que estéis algo familiarizados con ella sabréis que es de vital importancia para estos niños anticiparles qué es lo que va a ocurrir, a través del uso de agendas visuales, por ejemplo. Con ello se consigue reducir su inflexibilidad y mejorar su adaptación a los cambios.  Pues bien, lógicamente no de la misma manera, me parece que es una herramienta maravillosa para ahorrarnos berrinches coñazos de los peques y propios así como para fomentar que nos hagan un pelín de caso. Después de todo, a los adultos tampoco nos gusta la incertidumbre ni las sorpresas chungas.

 

Tras leer el fantástico libro El cerebro del niño, del que debo un post, me cercioré de que hasta los 3 años date por jodido no hay más que aguantar lo más templadamente posible las rabietas. El raciocinio está en fase de desarrollo, al igual que el lenguaje, de manera que entre que ellos no se pueden explicar bien y que no entienden lo que tú les quieres razonar… Así que me dispuse a desarrollar mi paciencia o arte de hacerme la loca, a seguir sufriendo en silencio y, cuando no pudiera más, a intentar disimular los momentos “te-quiero-pero-te-estronciaría-ahora-mismo”, es decir evitando gritar o hacerle una sardineta. Que de todo ha habido, como en todas las casas. ¿En la tuya no? ¿De dónde decías que eras? ¿De Marte? No, en serio, enhorabuena entonces. Súper enhorabuena. Pero, como hay luz al final del túnel, por si no eres de estos privilegiados, te dejo aquí mi

#mierdertruco educativo

Os explico cómo he llegado a esta conclusión. En una de estas ocasiones buscando estrategias de supervivencia y potenciando el noble arte de la improvisación y del ensayo-error, padres ambos de la ciencia, me di cuenta del power de la anticipación. Supongo que ya la vendría utilizando pero aquel fue un momento EUREKA (salvando las abismales distancias) Estábamos en la fase de se va a subir a la silla de paseo Rita, con arqueo de espalda y lloros tipo mi madre me pega palizas incluidos. Así que, a la despesperada y aplicando todo el respeto y amor posible (uuuuffffffffff) le dije, “vale, te cojo hasta la esquina. ¿Ves el coche rojo que está en la esquina? Cuando lleguemos allí te sientas en la silla” Esto, como es característico en mí, se lo repetí chorrocientas veces y con distintos palabros esperando que algo entendiera. Y, voilá, al llegar a la esquina le dije “ya hemos llegado, ahora hay que sentarse en la silla” y, oigan, ni una palabra, gemido, ni media espalda arqueada. ¡Aquello era maravilloso y sobrenatural! Casualidad o la suerte del principiante, pensé. Pero, por si acaso, repetí y ¡seguía dando resultado! Al final, “el que avisa no es traidor” y con esta estrategia conseguimos que sepan qué va a ocurrir y así se reduce la frustración.

Para que lo veáis más claro, he aquí algunos ejemplos del uso de la anticipación: El Santo pasa olímpicamente de ponerse el abrigo. Vale, pues “nos lo ponemos cuando lleguemos al portal”. Sí, a veces es un poco la matanza del cerdo pero, no por norma y en ocasiones es mejor no alargar una situación que puede degenerar en un momento suicidio colectivo. Otro ejemplo: el bucle sin fin de lectura antes de acostarse. Primero, elegir cuáles se van a leer. Si una vez hecho nos pide más pues qué le vamos a hacer, pero ahí anticipamos de nuevo que “el último y a dormir”. Visitas a familiares a los que no ve mucho, cosa que por desgracia nos ocurre: le enseñamos fotos y le explicamos quiénes son, le repetimos los nombres.. Esto ya con abuelos y primos lo tiene superado (el Facetime hace mucho también). Excursión al zoo:  le explicamos qué es y qué vamos a hacer allí: “mira qué chulo, vamos a ver este animal (foto o muñecajo); sí, es un elefante” y le enseñamos imágenes del zoo local de la página Internet… Cuando se trata de gente o sitios se lo vamos contando repetidamente días anteriores. Sobre las personas comencé a hacerlo antes guiada por un buen consejo de mi amiga La Valenciana. Con la rutina de llegar a casa está siendo mano de santo. Ya en el ascensor, -sí, soy una loca-, le digo que “cuando lleguemos, nos quitamos el abrigo, nos quitamos los zapatos y nos lavamos las manos”.

Otro punto importante es la eficacia de las canciones como aliadas de la anticipación. Nosotros es cerrar el trigésimo último libro y cantar nuestra versión del popular “vamos a la cama” que, POR SUPUESTO, hemos modificado para que NO se oiga nada de que “PODAMOS MADRUGAR”, hombre ya. “Podamos disfrutar” y “volvamos a jugar” son mejores ideas que dar a un enano insomne. Para quitar la mugre de las pezuñas cantamos “a lavar las manos” temazo donde los haya.

MIERDERCONSEJOS PARA EL USO DE LA ANTICIPACIÓN:

paciencia: antes de nada creo que es mejor transigir un ratito y luego dar la indicación que quieras
uso de referencias físicas para niños peques ya que lo temporal les cuesta más comprenderlo. “Cuando lleguemos a”, por ejemplo es más comprensible que “dentro de x minutos”.
-dar el mensaje mirando a los ojos, no desde la cocina con la Thermomix a todo trapo
-repetirlo chorrocientas veces de distintas maneras (con niños mayores no que lo comprenderán antes y no queremos que nos odien)
-siempre mensajes breves, concisos, concretos. La filosofía la podemos dejar para más adelante. Hemos venido a sobrevivir 😉
-usar palabras sinónimas: si no entiende una tal vez entienda otra. Además, potenciamos el desarrollo del vocabulario.
que nos responda. Probablemente la réplica sea un desmotivador “no” en toda tu frente pero te aseguras de que lo ha entendido. Ja,ja,ja. A la vez que le dices que sí y sigues manteniendo tu posición en la pacífica batalla psicológica que estáis librando
si no cuela pues, ajo y agua. Dejar que pase un rato y anticipar de nuevo
reforzar el cumplimiento de lo dicho. Un “choca esas 5” o un “muy bien, campeón” me parecen suficientes. Pero que salgan con efusividad de vuestra agotada garganta (hartita ya de charlarle para anticipar). Sé que hay muchas corrientes contrarias al refuerzo pero, en su justa medida, creo que es positivo. Al final, a todos nos gusta que nos digan lo que hemos hecho bien y que nos paguen a fin de  mes. Por otro lado creo que la alabanza le sirve al miniser para repetir determinados comportamientos y es la práctica la que desarrolla la habilidad y la reiteración de la habilidad genera el hábito así que…
-uso de canciones que hablen de lo que se va a hacer
-que canten o terminen palabras de las canciones. Por repetición se las van aprendiendo. En peques mayores esto es de 1º de cancionero. Así les hacemos más partícipes.
con un día no basta; hay que hacer uso de la anticipación bastantes veces hasta que lo vayan pillando

Si bien es verdad que El Santo es poco pollero y que sus rabietas son poco frecuentes e intensas, el índice de efectividad del uso de la anticipación con él es elevadísimo. Yo diría de un 90% o más. En mi estadísitica chorra, claro. Igual también además de su forma de ser, que ahí está claro, el uso de esta estrategia minimiza el número de pollos. No lo sé. Cada padre, niño y familia son ellos y sus circunstancias.

¿Qué estrategias de supervivencia usáis en casa? ¿Habéis utilizado de forma sistemática la anticipación?

No olvides que yufgatdepagüer. Con paciencia, reflexión y sentido común mejoramos como padres día a día.

9 besos y 1 abrazo

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Mi casa 😉

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Comments (2)

  • Cómo hacer que los niños se porten bien – Nueve meses y un día después

    noviembre 20, 2018 at 1:57 pm

    […] anticipación: este truco lo uso en dos situaciones. Cuando vamos a un sitio nuevo por ejemplo, le explico cómo va a ser, para qué vamos, qué va a pasar, cómo hay que estar, qué podemos hacer si necesitamos algo… También lo uso ante situaciones que ya conozco de antemano que son generadoras de conflicto. Por ejemplo, salir de la bañera. Tenemos establecido que cuando mamá se pone el pijama es el momento de salir. Además es una ayuda visual, la menda empijamada, lo que también ayuda al cumplimiento. […]

  • Soy Una Mamá

    noviembre 20, 2018 at 2:16 pm

    Yo aprendí a utilizar la anticipación de casualidad. Un día coló, ante mi sopresa, así que volví a probar a ver si había sido casualidad. Pero no. Descubrí que con anticipación y dejándole decidir un poquito conseguía más que imponiendo. Creo que ha sido lo más práctico que he aprendido hasta el momento.

    Por ejemplo, tema bañera:

    – Alfonso hay que bañase.

    – No, mamá, quiero jugar.

    – Vale. Hacemos un trato. Cinco minutos de juego y luego baño. ¿Sí?

    Moraleja: menos matanza del cerdo que dices tú jaajaja. Más conseguido y menos traumático para todos. Objetivo cumplido.

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