Blog post

Madre no hay más que una (y como la mía ninguna)

Pues si hace un par de semanillas le dedicaba un post a mi padre por su cumpleaños, hoy le toca a la doña, a mi santa madre que a todos nos aguanta, con sus cosillas también, claro. Je,je,je. Hoy es su cumple, cosecha del 56.

No ha tenido una vida fácil, pese a lo que pueda parecer, lo que le ha hecho ser fuerte, tal vez demasiado, y enrocarse un poco si bien eso a la vez se ha convertido en generosidad y dación a los demás. Excesiva para mí, que soy un poco rancia.

Mujer dulce donde las haya, pendiente de los demás constantemente y capaz de dejar su disfrute para goce ajeno. Pero madre, si lo que nosotros queremos es que te sientes, que estés descansada aunque haya pelusas, que quieras estar y salir con nosotros y que se rompa la puñetera magia,como tú dices, si nos levantamos todos a recoger. Que además no se rompe porque si recogemos todos, seguimos de charleta.

 

Madre de tres hijos, enfermera de profesión pero más apasionada de la historia y del arte. Lo mismo te explica la catedral de Santiago de Compostela que la mezquita-catedral de Córdoba. Y lo vive. También cuidadora nata, y no creo que solo derivado de su profesión. Estoy segura de que fue, ahora no ejerce, la típica enfermera que te toca y piensas “he triunfao como la Coca-cola”. Ella siempre comenta, y no me saquéis esto de contexto, que sí, que hay pacientes maleducados y mala gente, pero que si se trata bien a las personas es más difícil que pierdan los papeles y la líen. Entiende que un paciente y sus familiares están en un momento muuuuy delicado y que no solo hay que atender las necesidades del cuerpo sino también las del ánimo. Encima estaba como un tren. Que está fantástica ahora también pero es que era “la enfermerita rubia” y eso no es cualquier cosa. Vamos, que recién parida, RECIÉN, de mi hermano mayor hay una foto en casa, que ríete tú de Lady Di (se parecían muchísimo y llevaban el pelo igual, las modas de la época).

Creo que mi alta autoestima (casi siempre que una no es de hierro) se debe en un altísimo porcentaje a que siempre me ha transmitido cosas positivas sobre mi persona. Vamos, es que estás un rato con ella y te sientes un híbrido de Claudia Schiffer (qué antiguo, ¿no?) y Albert Einstein. Un cerebro con largas y esbeltas piernas. Luego te recompones y das cuenta de que no es para tanto, pero el gustito se te queda.

En mi anterior postparto fue mi ángel de la guarda, mi salvadora. No sé qué habríamos hecho sin ella. Sobrevivir, claro, pero no habría sido lo mismo. Reconozco que pedí su ayuda antes de parir, pero ingenua de mí pensé que no la necesitaría (sí, del verbo necesitar) tanto tiempo. También creí que sería más difícil la convivencia tantos días, en el mediometrocuadrado que habitamos, hora tras hora. Pero que va. Y el yerno tampoco se quejó así que. Ella sabe perfectamente dónde estar. Por ejemplo, al salir del hospital, se fue a comer solita para que hiciéramos la entrada estelar en casa los tres solitos. Detallazo, ¿o no? Se encargaba de mí, no del niño. Bueno, sí, pero porque yo al principio no podía. Lo que quiero decir es que no era la típica madre que no te deja hacer con tu propio hijo. Era como tener una salus pero que te quiere de verdad jajaja. Fue una suerte contar con ella como “personal sanitario” para el tema curas y demás, que me daba un yuyu tremendo. Su apoyo en la lactancia, que tuvo unos comienzos bastante tremendos, fue crucial también. Me acompañó a talleres y al grupo de apoyo. Y la gestión logística doméstica se la comió también la pobre. Ella no tuvo ayuda, me cuenta, se vio sola la pobre. No me lo quiero ni imaginar. Tan jovenzuela. Con un par la tía. Que no había ni lavadoras, señores.Siempre dice que nos “reímos” de ella, pero es que tiene cada cosa. Entre las típicas frases de madre (que yo empiezo a usar también) en las que se inventa la mitad y que nosotros tenemos mucha guasa…

Gracias por ser mi madre. Gracias por parirme, que cuando lo viví en mis cannes ya sabes que flipé. Cuando una lo pasa, le cambia la perspectiva. Gracias por estar a mi lado toda mi vida. Intentaré ser menos rancia. 💕💓

Madre, te quiero con locura, lo sabes. Sigue aguantándome, por favor, y no me castigues con el látigo de tu indiferencia cuando te mosquees conmigo. 😜😜. Eres la mejor madre del mundo y una abuela genial, divertida y cariñosa. No te mueras nunca tú tampoco, que a ver a quién llamamos para saber qué nos tenemos que tomar cuando estamos malitos y a quién le cuento yo mis rollos. Ah, una última cosa, por favor, por favor ¡ten el móvil con batería y cógelo cuando te llame! Y más ahora, que estoy a punto de parir.😜 😜

¿Te ha gustado este post? ¡Compártelo!

Comments (2)

  • Gonvado

    febrero 20, 2018 at 7:35 am

    ¡Qué bonito y qué sentido! Has tenido muchísim suerte con esos padres. Y yo, de paso. Besos.

    1. Nuria

      febrero 21, 2018 at 2:39 pm

      ¡Desde luego que sí! Me alegro de que te guste.

Publicar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior Entrada siguiente

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies
ACEPTAR

Aviso de cookies