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El tercer nocumpleaños de El Santo

Esta entrada es más personal que las habituales pero digo yo que para eso también está el blog, ¿no?
El pasado fin de semana nos vinimos arriba y tras preparar un poco a lo loco y con poca anticipación una fiestecilla, celebramos el no-cumple de El Santo. El no-cumple porque somos casi tan guays como Ronaldo y su no-boda, ¿os acordáis? Que nooo, que somos muuucho más guays. Ja,ja,ja. Lo hemos celebrado casi un mes antes porque nació el 26 de febrero pero El Nuevo está previsto para el 21. Así que cuando sea el cumple de verdad no creo que estemos en disposición de celebrarlo. Algo haremos, que ya tenemos algún as en la manga, pero la party hemos decidido adelantarla y hacerla algo más especial para darle protagonismo frente a la que se le avecina, compartir padres con un miniser. No es moco de pavo la cosa.
En realidad no hicimos nada del otro jueves, pero sí que invitamos a varios amiguitos y aprovechamos que estaban aquí los santosabuelospaternos.
Como vivimos en mediometrocuadrado no era viable celebrarlo en casa. Y como ha estado haciendo más rasca que en Nebraska pues un pícnic en el precioso parque de al lado de casa, tampoco. Por supuesto hizo un día de lujo así que sí podríamos haberlo celebrado allí. Así que buscamos otras opciones y la que se nos ocurrió fue el socorrido parque de bolas. Preguntamos en uno pero nos echó para atrás que la cristalera tras la que estarían los pollos estaba cubierta por una pegatina translúcida, es decir, que ni los cachorros nos veían, ni nosotros a ellos y, sobre todo, que olía a pies que daba gusto, asco más bien. Los niños merendaban sin los adultos y, si eso, te llamaban para la tarta. Que igual no está tan mal la cosa pero, no sé, si celebro SU cumple pues quiero estar con ÉL. Y solo de pensar en comer tarta con esa peste… De todas formas nos aceptaron que merendaran fuera con nosotros y nos atendieron divinamente, las cosas como son. Pero no nos convenció. Así que buscamos otra opción y, la verdad, la cosa ha ido muy bien.
Invitamos a poquitos niños, que tampoco era la boda de Farruquito esto y además son peques aún y cuanto más controlado el ambiente mejor, en mi opinión.

Pampito fue un invitado de última hora, que nos tocó cobijarle ese fin de semana. Ríete tú de Chuky, qué miedo da por la noche a oscuras el amigo. Lo bueno es que estamos todos inmunizados ante todo hasta el fin de los días con la roña que debe tener. Nos hemos convertido en seres inmortales, El Nuevo incluido.

Por otro lado, la edad también hace que tengas que compartir tiempo y espacio con los padres de las criaturas que no te los suelen encalomar y huyen (aunque seguro que lo deseen), adultos a los que no conoces y a los que en el mejor de los casos has visto la cara una o dos veces. No me digáis que no hay que echarle valor. Afortunadamente los padres de los amiguitos de la guarde resultaron personas lo que yo denomino “normales”: educadas, sociables y muy agradables. Un triunfo. El resto de adultos no eran muy temidos ya que se trataba de los abuelos, all together, los tíos (faltándonos dos), Hadamadrina y parejo con la prima Sirena, y vecinos-amigos. Echamos mucho de menos a los primos que viven muy lejos y a un par de amiguitos. En total 7 miniseres (contando dos hermanos de los amiguitos de la guarde) y 15 adultos. Adultos que se relacionaron divinamente.

 

 

Los niños se portaron de lujo. Por supuesto algún lloro cayó pero ninguna brecha ni pelea, oigan. El Santo estuvo encantado de la vida, sin parar de jugar como todos los peques, sintiéndose protagonista con su tarta y sus velas, que no sopló hasta que terminamos un fantásticamente desafinado, como debe ser, “cumpleaños feliz”. Un soplo muy eficaz y risueño (¡¡¡mil gracias vecina-querida por el vídeo!!!). También loco de contento con los regalos, muy acertados, por cierto.

Muy entretenidos jugando y compartiendo (bastante). Increíblemente tranquilos estuvieron.

             

Para los niños preparé un regalito, que esas cosas se estilan mucho ahora, ¿no? 😛 Lo de las chuches no me convence porque aunque están a la orden del día me parece poco educativo (nutricionalmente sobre todo) y no sé si a los padres ajenos les gusta que sus hijos coman dulces. Sí, habrá quien diga que por un día… Pero siempre hay un día. Y mejor regalar algo que entretenga, dure más y sea más sano, digo yo.

Un muñequito, una plasti y un botecito de lápices.

No encontré bolsas monas así que usé estás sandwicheras

en las que creo que quedó gracioso. La improvisación

a veces da buenos resultados. 😉

 

Por supuesto no nos hicimos ninguna foto familiar, como es habitual. Si no lo hicimos en la boda… Qué desastre, pero así somos, viviendo el momento a tope jajaja. En definitiva, fue una tarde genial que aunque bastante improvisada, llevaba mucho cariño en la preparación. Nos quedamos la mar de contentos de verle disfrutar y de que todo saliera también.

¿Celebráis los cumples de los peques locamente? ¿Qué tal las experiencias?

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